BREVE HISTORIAL
La laguna encantada
Hace ya muchos años, cuando todavia mis viajes eran constantes, solia recorrer en un solo dia todo el estado. En ese entonces aun no tenia automovil, asi que era necesario comprar los boletos por anticipado para alcanzar lugares disponobles en el transporte y salir a la hora exacta hacia el siguiente lugar.
Asi habia planeado mi viaje desde una semana antes; debia recorrer muchos pueblos de la costa y era necesario transitarlo lo mas rápido posible.
Era un domingo en la tarde cuando llegue a Pochutla, una pequeña ciudad situada entre cerritos de las costas del estado de oaxaca. Despues de casi una hora de esperar, al fin salio el autobus con rumbo a Salina Cruz. Que aburrido fue esperar tanto en una de esas sillas incómodas donde no queda mas que aplastarse. Al fin ya estaba en marcha aquella pieza de chatarra que parecia destartalarse en cualquier momento. Abordé un tanto molesto, pero ya en el transcurso me sentí mejor. Por la ventanilla abierta entraba un aire un tanto humectante que apenas era suficiente para sofocar el ambiente bochornoso que transportaba el auto. A mi lado llego a sentarse una joven con rasgos nativos, habia subido en una de las tantas paradas que se hizo durante el trayecto. tenia las mejillas sonrojadas y una cabellera negra que relucia de un brillo ntural.
Asi habia planeado mi viaje desde una semana antes; debia recorrer muchos pueblos de la costa y era necesario transitarlo lo mas rápido posible.
Era un domingo en la tarde cuando llegue a Pochutla, una pequeña ciudad situada entre cerritos de las costas del estado de oaxaca. Despues de casi una hora de esperar, al fin salio el autobus con rumbo a Salina Cruz. Que aburrido fue esperar tanto en una de esas sillas incómodas donde no queda mas que aplastarse. Al fin ya estaba en marcha aquella pieza de chatarra que parecia destartalarse en cualquier momento. Abordé un tanto molesto, pero ya en el transcurso me sentí mejor. Por la ventanilla abierta entraba un aire un tanto humectante que apenas era suficiente para sofocar el ambiente bochornoso que transportaba el auto. A mi lado llego a sentarse una joven con rasgos nativos, habia subido en una de las tantas paradas que se hizo durante el trayecto. tenia las mejillas sonrojadas y una cabellera negra que relucia de un brillo ntural.
